miércoles, 27 de octubre de 2010

El cerebro y el sueño


El cerebro no descansa ni siquiera mientras dormimos. Cuando reposamos la cabeza sobre la almohada, y perdemos la conciencia, las neuronas no duermen. Por el contrario continúa una febril actividad, pudiendo detectarse pulsos eléctricos sincronizados que viajan continuamente en la superficie cerebral, manteniendo conectada la actividad neuronal. 

Midiendo la actividad eléctrica del cerebro durante el sueño, se puede observar que esta no es homogénea. Por el tipo de ondas que se generan, se puede distinguir dos ciclos diferentes. Hay un sueño con ondas de actividad eléctricas lentas, que dominan durante las primeras horas del sueño. Otro segundo ciclo, se caracteriza porque las ondas son rápidas y desorganizadas. Este ciclo que se intercala dentro del otro, se caracteriza porque bajo los párpados se puede apreciar un rápido movimiento de los ojos y es por esto que se llama sueño REM (Rapid Eye Movement). Durante este ciclo es cuando generalmente se sueña.


Las fases del sueño

Dentro del sueño se distinguen distintas fases que se identifican por la existencia o no del REM:
En el sueño no-REM (NREM) que se llama también sueño lento, se distinguen también cuatro etapas.
  1. La Etapa 1 de transición de la vigilia al sueño, ocupa cerca del 5% del tiempo de sueño en adultos sanos, desaparecen las ondas alfa que en el EEG corresponden a la vigilia y son substituidas por ondas más lentas (ondas theta) propias del sueño NREM. También aparece un enlentecimiento del latido cardíaco. Durante esta fase, el sueño es fácilmente interrumpible. Esta etapa dura pocos minutos.
  2. La Etapa 2 aparece a continuación de la 1 y representa más del 50% del tiempo de sueño. Se caracteriza por ondas electroencefalográficas con una frecuencia mayor, que las theta. El tono muscular se hace algo más débil y se eleva el umbral del despertar. Corresponde al principio del sueño propiamente dicho.
  3. Las Etapas 3 y 4 se corresponden al sueño más profundo porque durante ellas aparecen las ondas delta, que son muy lentas. El tono muscular es débil y la frecuencia cardiaca y respiratoria disminuyen. Durante ellas ocurren los sueños, así como los episodios de terror nocturno en el niño y los episodios de sonambulismo. Los movimientos oculares, si existen, son lentos.

Fuentes: http://diariomediko.com/?p=29
http://www.psicoterapeutas.com/pacientes/suenyos.htm

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